Desde siempre he sido muy tajante con el tema de la conservación de las obras de arte. No, no se puede tocar y no, no se puede fotografiar. Y punto. No entiendo por qué la gente lo sigue haciendo a escondidas, como una travesura... Miles de fotografías sobre un lienzo alteran el material y el color, y miles de dedos tocándolo también.
Acabo de estar en Cantabria, y no, no he podido ver las cuevas de Altamira, cerradas al público precisamente porque ha sido el mismo público quien "ha conseguido" que sean imposibles de restaurar. Y las Cuevas de Lascaux en Francia van por el mismo camino. He podido ver las Cuevas del Castillo, donde el número de personas diarias es limitado para tener controladas las emisiones de CO2 y la iluminación es practicamente inexistente. (Siempre he querido ver las "manos en negativo", cuyo significado es desconocido pero lo curioso es que aparecen representadas en cuevas del mundo entero...)
Sobre la conservación, entiendo que hay multitud de "alteraciones" que se producen por el propio material, técnica utilizada, etc. Es muy típico el oscurecimiento de la obra debido al aceite o barniz que se utilizó. Si la obra ha estado expuesta mucho tiempo a la luz se puede decolorar e incluso se pueden ver los "arrepentimientos", que son las correcciones que se han hecho sobre el primer boceto. Por ejemplo, los vemos en las patas de este caballo de Velázquez.
Los "craquelados" aparecen por la antigüedad de la obra o por el secado de la misma, como vemos en La Gioconda. También pueden aparecer ampollas, levantamientos, escamaciones...
Cuando el soporte es la madera la temperatura puede afectar a la dimensión de la tabla y esta se puede curvar. Por no hablar de los microorganismos que pueden incluso desintegrarla (termitas, humedad,...)
Cuando el soporte es una pared, el muro puede producir grietas como en la Capilla Sixtina.
También se puede caer la pintura por no haber utilizado una proporción de mortero adecuada. El viento puede hacer que la arena arañe la pintura. Las sales también dejan unas manchas blancas difíciles de restaurar,... En el caso de La Última Cena, Leonardo da Vinci experimentó sobre el propio muro (utilizó temple y óleo sobre yeso), y estando él aún vivo ya empezó a caerse la pintura.
Y por último, tenemos al ser humano, quien con su torpeza ha provocado que, por ejemplo, el Guernica de Picasso esté en las últimas. Tanto traslado ha deteriorado el lienzo, por no hablar de los diversos "atentados" que ha sufrido, por ejemplo, un "simpático" artista iraní escribió con spray rojo la frase MATAR TODAS LAS MENTIRAS, como señal de protesta por la intervención americana en la Guerra de Vietnam. (¿a santo de qué?). Un poquito de cuidado, por favor.
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