Desde una vista aérea el edificio se asemeja a una rosa, y visto por la derecha parece un barco varado junto a la ría homenajeando así a la industria de la ciudad. Pero principalmente el Museo Guggenheim representa un pez. La enorme sala que pasa por debajo del puente de la Salve, no es más que un pez gigantesco, las placas de titanio serían las escamas y la aleta sería la torre que queda al otro lado del puente vacía en su interior y con una una función meramente decorativa. Incluso en el interior, esta enorme sala, llamada precisamente Sala Fish, tiene una estructura que se asemeja al esqueleto de un pez.
Esta fascinación que siente Gehry por la fisionomía de los peces le viene de su infancia, cuando para celebrar el Sabbath judío, sus padres compraban un pez, una carpa, que mantenían fresca en la bañera.
Para el diseño del exterior aparte del titanio también utilizará la misma piedra que hay en la fachada de la Universidad de Deusto, situada en frente del Museo, con ese afán de integrar el edificio en la ciudad. Con el cristal, pretende dar iluminación rompiendo con el tópico de espacio cerrado que tienen los museos. Todas las salas del museo tienen salida a una zona central, el atrio, cuya magnífica iluminación nos recuerda a una Catedral Gótica con el esplendor de las vidrieras.
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