Coinciden en la misma semana la muerte de Antoni Tàpies (1923-2012 Barcelona), y el cumpleaños de uno de los pocos pintores contemporáneos vivos de gran prestigio internacional: Gerard Richter (1932 Alemania).
Tápies aprendió a pintar él solo y creó un estilo lleno de simbolismo (siempre dentro de la abstracción), donde le dio la máxima importancia al material de la obra. Mientras que Richter se formó primero como pintor de escenarios y muralista, para acabar destacando con creaciones basadas en la fotografía o la naturaleza.
Si al primero le marcan la política (catalanista) y la religión (sobre todo el budismo); al segundo le marcarán sus experiencias como superviviente de un bombardeo en la ciudad de Dresden siendo un niño y la muerte de familiares en campos de concentración.
De Tàpies, elijo su obra "Ambrosía", donde el polvo de mármol mezclado con pintura es raspado hasta hacerle parecer un muro de hormigón; y de Richter, elijo su preciosa "Marina" (en el Guggenheim de Bilbao), realizada con escobillas de goma. (No, no es una fotografía).
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