El arte, en todas sus variedades, me fascina. Una obra es, en cierto modo, una representación íntima de una persona en un determinado momento de su vida, que en un determinado lugar y en una determinada época, ha sentido la necesidad de transmitir algo de un modo creativo...
Por eso me apasiona viajar, porque a parte de conocer lugares, costumbres y culturas diferentes, también puedo ver (y sentir) todas las esculturas, edificios, cuadros... que "conozco" de memoria...
Es apasionante viajar a Helsinki y poder ver in situ, los blancos edificios del arquitecto finlandés Alvar Aalto (inspirados en el hielo), y descubir en medio de un parque el monumento al compositor sinfónico Sibelius que representa un órgano. O sorprenderte con unas Meninas del español Manolo Valdés, que casualmente "descansan" en una calle de la capital finlandesa.
En Oslo, descubres el parque de esculturas de Gustav Vigeland, flanqueado por un "Monolito" de figuras desnudas... También aprendes de cultura vikinga al ver sus preciosos edificios de madera (en la foto, una iglesia) y sus embarcaciones...
En Berlín, puedes admirar la belleza del busto de Nefertiti, pasear bajo la Puerta de Brandemburgo y, esperar siete horas de cola para ver una exposición temporal: "lo mejor del MoMA" (el museo de arte moderno de Nueva York, que fue trasladado temporalmente a Berlín mientras lo reformaban...) No puedo describir con palabras lo que sentí al estar delante de "La noche estrellada" de Van Gogh" o de "La persistencia de la memoria" de Dalí, a uno lo admiro por su lucha interior constante, al otro, por su perfección en el dibujo.
En Berlín, no hay que olvidarse de ver la cúpula del Reichtag diseñada por el arquitecto británico Sir Norman Foster (el mismo que diseñó las bocas de metro de Bilbao). Y para una admiradora de Frank Gehry como yo, es obligatoria la visita al Deustche Bank para ver esa cabeza de caballo que hay en su interior...
En Berlín, no hay que olvidarse de ver la cúpula del Reichtag diseñada por el arquitecto británico Sir Norman Foster (el mismo que diseñó las bocas de metro de Bilbao). Y para una admiradora de Frank Gehry como yo, es obligatoria la visita al Deustche Bank para ver esa cabeza de caballo que hay en su interior...
En el Castillo de Neuchwanstein (Alemania) puedes fantasear con el cuento de la Cenicienta; en Suiza, puedes comprobar la fama de sus relojes frente a la torre del reloj de Berna; y en Brujas (Bélgica), puedes disfrutar de un un tranquilo paseo admirando sus caracterísiticos edificios...
En Amsterdam, después de ver el Rijskmuseum donde te esperan Rembrandt y Vermeer, es obligatorio visitar el Museo Van Gogh y ver, entre otros, sus famosos "girasoles" o su "habitación".
... lo malo es la cantidad de tiempo que hace falta para ver todo ... habrá que inventarse algo
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