lunes, 12 de septiembre de 2022

Carles Casagemas. Hablemos de locos

Estoy leyendo el libro de Rosa Montero (Madrid, 1951), "El peligro de estar cuerda" y pronto pasaré por la biblioteca a "Por si las voces vuelven" de Angel Martín (Barcelona, 1977) porque el tema de "la locura" me intriga. Siempre defiendo que los artistas están un poco locos porque se salen de lo que se considera "normal", palabra que por cierto tampoco define una cosa muy concreta. ¿Qué es ser normal? Supongo que cumplir unos parámetros establecidos y no salirse de ellos. 

A la vez, estoy viendo una miniserie, GENIUS, sobre la vida de Picasso, que como siempre he tenido mucha manía a este señor, pues he pensado que a lo mejor me reconcilio con él si lo conozco un poco. De momento la cosa no va bien, pero me ha gustado conocer a Carles Casagemas (1880-1901), un amigo de Picasso que se suicidó en París trucando así una carrera que podría haber sido prometedora.




La muerte de Casagemas afectó tanto a Picasso que comenzó su etapa azul, en la que los tres cuadros que pintó con su amigo muerto como protagonista son magníficos.

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