Hoy he estado en el Café Altxerri de San Sebastián, en la presentación del 3er libro de escritor donostiarra Javier Postigo: “Santa Clara, de calmas, galernas y almas”. Es la segunda vez que acudo a la presentación de un libro y el acontecimiento me recuerda a las inauguraciones de las galerías de arte en las que trabajé. A Javier lo han acompañado familiares y amigos, buena música, un lunch y anécdotas narradas por gente que le aprecia en un entorno acogedor.
Una inauguración de una galería de arte es algo más frío. El objetivo, tanto para el galerista como para el artista, es vender. Para poder exponer en una galería (cuento mi experiencia, no sé si esto ocurre en todas), el artista debe pasar un proceso de selección cual entrevista de trabajo. Si se le considera APTO (significa que las obras serán vendibles y tiene una trayectoria artística digna de mención), entonces, se empieza a hablar de condiciones. Una inauguración supone al artista la friolera de entre 600-1.000€ de inversión, que son los honorarios para poder hacer un catálogo, el envío de invitaciones a la inauguración a los contactos de la galería (que garantiza tener una buena base de datos de clientes potenciales), un catering de alto nivel y el compromiso del/los galeristas de que tratarán de vender lo máximo posible. También la galería se queda una obra como “auto-regalo” y un porcentaje de entre un 40-60% del precio de venta de cada obra. No esta nada mal el negocio (si vendes). El mayor marchante/galerista que existe en la actualidad es Larry Gagosian, que posee 10 galerías repartidas por el mundo, y es uno de los mayores compradores de Subastas como Christie´s. Trabaja con obras de Jeff Koons, Alexander Calder, Roy Lichtenstein, Yves Klein, Richard Serra, Andy Warhol, Willem de Kooning, Pablo Picasso, Jackson Pollock, etc. Esta considerado una de las cien personas más importantes del mundo del arte contemporáneo.
Recuerdo con especial cariño dos de las inauguraciones que gestioné de principio a fin, de dos artistas: Julia Marqués Meyer (1979, Sevilla) y Jose Manuel Olmo (Madrid). Pero debo hacer especial mención a mi amigo Salvador G. Olmedo (1945, Barcelona), que a parte de ser un gran pintor, es también una gran persona.
Salvador Olmedo |
Jose Manuel Olmo |
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